martes, 23 de septiembre de 2008

De Dorrego a Evo

Lo que es el arte, ¿no? Hace dos semanas tuve la oportunidad de ver en el Centro del Conocimiento posadeño una obra de teatro magistral llamada La Tentación con la actuación de Juan Palomino y Raul Rizzo, sobre un texto del historiador argentino Mario “Pacho" O’Donnel. La historia se sitúa en 1827 o 1828 y se trata de la recreación de un encuentro entre el gobernador de Buenos Aires Manuel Dorrego y un enviado inglés que intenta, por todos los medios (entiéndase, incluso mediante el soborno), convencerlo de firmar un pacto de paz con Brasil y dejar de lado su ambición de reintegrar la Banda Oriental al Río de La Plata. A lo largo de la función, un utópico Dorrego federalista deja entrever sus ideales latinoamericanistas (que lo unieron a personalidades como Mariano Moreno, José de San Martín, etc.) y una confianza ciega en Juan Lavalle, de quien no se permitía dudar ni por un momento a pesar de las advertencias de su interlocutor británico. La historia demostró que estaba equivocado: el 13 de diciembre de 1828 un pelotón al mando de Lavalle (unitario y golpista) acabó con su vida.


La obra, desde ya altamente recomendable, generó muchos disparadores para la reflexión no sólo histórica, sino también contemporánea. Dorrego respondía a una línea política que procuraba atender sobretodo a las clases populares más desprotegidas, como gobernador de Buenos Aires fijó precios máximos sobre el pan y la carne para bajar la presión del costo de la vida; suspendió el odiado régimen del reclutamiento forzoso y prohibió el monopolio de los renglones de primera necesidad.”


Pero no sólo eso. Unos años antes, en 1826, había representado a Santiago del Estero en el debate acerca de la Ley Electoral y no había ahorrado palabras para atacar a la oligarquía criolla: “...Y si se excluye a los jornaleros, domésticos asalariados y empleados también ¿entonces quién queda? Queda cifrada en un corto número de comerciantes y capitalistas la suerte del país. He aquí la aristocracia del dinero, entonces si que sería fácil poder influir en las elecciones, porque no es fácil influir en la generalidad de la masa, pero sí en una corta porción de capitalistas; y en ese caso, hablemos claro, el que formaría la elección sería el Banco, porque apenas hay comerciantes que no tengan giro en el Banco, y entonces el Banco sería el que ganaría las elecciones, porque él tiene relación con todas las provincias. Señor, en el sistema representativo la mayor extensión que se pueda es la que hay que adoptarse, bastantes excepciones tiene la ley ¿para qué más?"

Dorrego fue un hombre que se preocupó por los sectores desprotegidos, esos que Rivadavia, Lavalle y tantos otros prefirieron olvidar. Y fiel a la historia argentina, duró muy poco en el poder. La oligarquía nacional siempre actuó rápido.


Lo cierto, y aquí aparece la conexión con el presente, es que Dorrego respondía a una línea de pensamiento encabezada por Simón Bolívar, uno de los mayores libertadores americanos al igual que nuestro San Martín. Y esta matriz bolivariana pareciera extenderse en estos días a dos gobiernos que procuran alzarla como bandera. Una es la presidencia con sesgos totalitarios de Hugo Chávez en Venezuela, el otro es el mandato de Evo Morales en Bolivia.


DURO CONFLICTO EN BOLIVIA

Morales, aymara campesino, encabezó las elecciones presidenciales en 2005 por el Movimiento Al Socialismo (MAS) y fue elegido con el 53,7% de los votos. Pero además, un referéndum realizado el pasado 10 de agosto confirmó el apoyo de la gran mayoría del país andino, ya que sacó casi el 60%. Sin embargo, en los últimos meses su país se ha visto envuelto en una gran crisis interna por la dura oposición que le están planteando al gobierno nacional los departamentos más ricos económicamente.


¿Cuál es la raíz del problema? ¿Qué está en juego? Por un lado, aparece fuertemente marcado el deseo de autonomía de algunas de estas regiones, como por ejemplo Santa Cruz. Con respecto a ella, el 5 de mayo pasado hubo un referéndum local para ver si sus habitantes estaban de acuerdo o no con la autonomía. El resultado fue categórico: el 85% votó por el Sí. Sin embargo, el gobierno de Morales no la reconoció e incluso la catalogó de inconstitucional.


En el portal oficial santacruceño, se puede acceder a un discurso del gobernador Rubén Costas Aguilera tras su triunfo el 10 de agosto (cuando el referéndum que mantuvo a Morales en la presidencia). Con palabras claras y duras, Costas Aguilera comenta algunos de los puntos del proyecto autonomista: “La Asamblea Legislativa Departamental se ha dotado de normas para la toma de decisiones en forma ordenada. El Salario Digno Autonómico, a ley del Diálogo Departamental, la ley de Transparencia y Acceso a la Información, la creación del Consejo Económico y Social, son normas y acciones palpables que han cimentado y marcado el contenido de la autonomía, una autonomía con amplia participación ciudadana, con responsabilidad, equidad y consenso. Más allá de la coyuntura a la que nos han llevado las maniobras políticas del oportunismo centralizador, la Asamblea Legislativa Departamental (…) ha aprobado la Ley Electoral para la elección por voto popular de Asambleístas, Subgobernadores y Corregidores.(…) Esto es autonomía. Esto es democracia participativa real. Esto es llevar el poder de decisión a la gente, a sus comunidades, a sus pueblos.


Pero, por cierto, estas reivindicaciones se mezclan con elementos económicos que parecerían estar guiando estos procesos de protestas y enfrentamientos. Siguiendo con la lectura, llegamos a esta parte del texto: “...porque la recuperación del IDH confiscado por el neopopulismo masista NO ES NEGOCIABLE. Hemos demostrado que la atención de nuestros abuelos es posible con otros recursos económicos. Con recursos que no quiten el desayuno y almuerzo a nuestros niños, que no confisquen la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo”. Y alcanzamos unos de los puntos más candentes.


OTRA VEZ LA REDISTRIBUCIÓN DE RIQUEZAS

A fines del año pasado, el gobierno creó la Renta Vitalicia Universal Dignidad que beneficia a los ancianos bolivianos y se financia con el 30% del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Y justamente, esta es la gran discusión. El IDH es distribuido entre las prefecturas, los municipios, las universidades y el Tesoro General de la Nación. En consecuencia, la medida disminuye el monto recibido por cada uno de estos actores. Y estas prefecturas (algo así como las provincias) se niegan a perder plata.


¿Pero el gobierno socialista redujo el dinero y nada más? No, negoció con cada uno de los sectores. Como nos lo indica el informe del Observatorio Social de América Latina (OSAL) del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), “...el gobierno inicia una serie de negociaciones con las instancias afectadas de manera separada, llegando a un acuerdo con los municipios, argumentando que con la medida, los recursos para los 327 municipios del país se incrementaría en 4.800 millones de bolivianos (...). Por su parte, las Universidades logran negociar un acuerdo para quedar al margen del recorte presupuestario. Así, lo único que se mantiene es el conflicto con los prefectos de la denominada "media luna" (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija), quienes rechazan esta medida y convocan a la desobediencia civil, arguyendo que la misma sería confiscatoria y centralista. Para las mencionadas autoridades prefecturales, la redistribución del IDH afectaría a proyectos de desarrollo de las regiones, mientras que para el Gobierno, esto no ocurriría pues esos recursos irán directamente a los municipios, eliminando la intermediación de las prefecturas.


Entonces, lo que molestaría a los prefectos de estas zonas tan importantes para la economía boliviana (donde están la mayor parte de las minas y la producción de los hidrocarburos) es que se los saltee en la distribución de ganancias. Tal como ocurrió hace unos meses en Argentina, nuevamente la redistribución de riquezas genera conflictos muy crudos. Con un contexto diferente, claro está, puesto que la coyuntura argentina no indica, por empezar, un gobierno socialista como sí lo es el de Morales.


Lo lamentable, desde ya, es que el grado de violencia tuvo como saldo 30 muertes hasta el momento. Ojala que no haya más. Ojalá que el diálogo prime, aunque por ahora las negociaciones están muy ásperas.


Matriz bolivariana. De Dorrego a Evo. Gobernadores que procuran políticas de bienestar general y opositores recios y agresivos. Una historia latinoamericana que pareciera reiterarse una y otra vez. Como un triste y sombrío círculo sin fin.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Julio López. 2 años.

18 de septiembre de 2006: Madrugada fría en La Plata. El anciano Julio López salió de su casa para dar unas vueltas por el barrio. Unas horas más tarde, deberá presenciar la sentencia del juicio a uno de sus otrora torturadores, Miguel Etchecolatz. Pero abruptamente, alguien o algo evita que llegue a su destino. Julio López, otra vez, ha desaparecido.

Desde aquel día, ya pasaron dos años. A lo largo de este tiempo, los medios de comunicación parecieron haberse olvidado de esta situación y su atención se fue centrando en:

-Las elecciones constituyentes en Misiones.
-El crimen de Río Cuarto.
-El asesinato de Fuentealba.
-El escándalo de las valijas.
-El caso Skanska.
-Las elecciones nacionales.
-El recrudecimiento del conflicto entre las FARC y el gobierno de Colombia.
-El conflicto del campo.
-Los Juegos Olímpicos.
-La crisis interna en Bolivia.

Y durante todo este tiempo la investigación para saber dónde está Julio López se empantanó, hubo idas y vueltas y la única hipótesis seria que se tiene, es la peor: León Arslanian, ex Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, dijo hace dos semanas que “Dado el tiempo transcurrido, la investigación extensa y la búsqueda sin resultados, no creo que se pueda pensar en otra cosa que en su muerte”.

18 de septiembre de 2008: Madrugada fría en La Plata. Una madrugada que recuerda a la de dos años atrás, casi se diría que es igual. Salvo por un detalle: Julio López ya no está.




viernes, 5 de septiembre de 2008

Iluminismo Capitalista (Parte 2 de 2)

Repasemos nuevamente la idea del eslogan de Megatone del que hablamos hace algunos días: independizate comprando una Notebook. ¿No es un tanto ambicioso? ¿no es exagerado relacionar la libertad con el consumo tecnológico? Alguno dirá: “¡ok!, pero ellos están queriendo vender nomás, es sólo un recurso de marketing”. Y es totalmente cierto, como también lo es que su discurso genera sentido, crea una idea colectiva (estamos hablando de ocho millones hogares) de que uno de los caminos hacia la independencia es la compra de un artefacto que puede llevarse a cualquier lado. Y eso, visto desde una óptica marxista, es fetichista.

El Fetichismo consiste básicamente en atribuirle vida propia, casi mágica, a los objetos, como si no fueran hechos y usados por los sujetos. Néstor Kohan, intelectual de la izquierda argentina, sostiene que es un “proceso social e histórico según el cual se acepta que hay algo “afuera” (de la historia) que no tiene ningún vínculo con el “adentro” (de la historia), que hay un objeto radicalmente externo (categorías y leyes económicas) que no tiene ningún vínculo con los sujetos sociales y sus relaciones recíprocas (que son relaciones de lucha, de poder y de enfrentamiento, es decir, relaciones atravesadas según la teoría marxista de la historia por la lucha de clases).”[1] Por eso, la Notebook aparece como un objeto que surge de la nada y trae independencia. ¿Pero qué ocurre con los usos? ¿cuál es la relación entre usuario-máquina? ¿para qué el hombre construyó una computadora que se puede sacar de la casa?


Tratemos de averiguar ahora qué sería tan importante y urgente como para que una persona tenga que llevar la computadora consigo. Es decir, si voy a ir a tomar un tereré con un amigo, si voy a recorrer la costa oriental de Misiones, si voy a caminar a la plaza con mis hijos, ¿para qué quiero la Notebook? Podríamos pensar, entonces, que la respuesta es: el trabajo. Si voy a visitar a alguien a su casa, no voy a llevar mi computadora portátil para navegar por Internet o chatear con otros, no, sino me hubiese quedado en mi hogar nomás. Si en mi computadora tengo un jueguito muy entretenido, quizás me fanatice por un tiempo, pero no por eso voy a andar por toda la ciudad con la Notebook para tratar de pasar de nivel o ganar un campeonato. Lo único que aparece como una opción “razonable” es la necesidad de transportar la herramienta de trabajo. Y en ese sentido, efectivamente sí es muy ventajoso en algunos momentos.


Por lo que señalábamos antes, si por ejemplo surge un viaje impostergable, se pue
de continuar con un informe o una investigación llevando la Notebook. Pero al mismo tiempo, está el riesgo de volverse dependiente (¡oh! paradoja del destino…) del trabajo. Supongamos: tengo dos semanas para entregar un ensayo breve, que podría tranquilamente empezar a hacerlo dentro de unos días, sin embargo tengo una Notebook y aprovecho, voy a visitar a mis padres y la llevo para, entre mate y mate escribir algo, en vez de disfrutar ese momento.


Tal vez sea un poco exagerado el ejemplo, pero no tanto. Porque, en definitiva, contar con la posibilidad de trabajar donde sea abre las fronteras del ámbito laboral, disgregándolo por el resto de los espacios cotidianos. No es lo mismo ir a una fábrica, estar allí ocho horas y luego volver a casa y olvidarse; que ir a la empresa, estar ocho horas, pero encima volver a casa, bañarse y ponerse a escribir un informe o, lo que es peor, salir con la Notebook a cuestas para hacer eso.


Que se entienda bien. Este texto no intenta ser una crítica es desmedro de las Notebooks, porque las reconocemos como una herramienta laboral y de estudio muy práctica e interesante. Pero por eso lo recalcamos: para el trabajo y el estudio. La independencia en realidad va mucho más allá del los artefactos e incluso, no faltan aquellos que, hartos de depender tanto de los celulares o las Notebooks, los dejan en sus casas para “liberarme un poco”.


Iluminismo para unos pocos


A todo esto, ¿Es tan fácil conseguir una Notebook? ¿Por qué, entonces, nos dan otro aparato de regalo? Repasemos los precios. En el catálogo que estamos analizando, las Notebooks aparecen justo en la mitad e impresas en una hoja con otra textura, más agradable a los dedos. La más barata cuesta $1.699 al contado o 18 cuotas de $124.90, mientras que la más cara supera los cinco mil pesos al contado. Estamos hablando de números no accesibles para cualquiera, por lo menos las personas de clase baja y media-baja quedan prácticamente imposibilitadas de
acceder a ellas. Es que en Argentina según el Instituto Nacional De Estadística y Censo (INDEC) en julio de este año la Canasta Básica Total, bajo la cual un individuo comienza a ser considerado pobre, alcanzó los $859.99, es decir casi el 50% de la Notebook más barata al contado (y pensemos que el INDEC en los últimos meses ha estado dando datos dudosos, que por lo general favorecen al gobierno). Por lo tanto, una familia de clase media debería dedicar exclusivamente dos meses de sus ingresos para conseguir una, o bien destinar el 14% (los $124 de cuota) durante un año y medio. Ciertamente son cifras que preocupan y que además, y si lo relacionamos con el slogan iluminista, nos lleva a una reflexión: al fin y al cabo, la independencia es para unos pocos.


Y esta es una contradicción que ha estado desde siempre en las tecnologías de la comunicación, por lo menos a partir de lo que nos permite ver Raymond Williams en su “Historia de la Comunicación”. Allí hace un trabajo descriptivo de las distintas fases históricas de los medios y cómo, a la vez que se desarrollaban nuevas formas de interacción, éstas estaban restringidas. En algunos momentos, la limitación estaba sujeta a las instituciones y así, por ejemplo, la escritura durante mucho tiempo fue utilizada únicamente en la esfera religiosa. En otros, en cambio, entraron a jugar las coerciones del capital. Por caso, esto ocurrió con la prensa, como nos lo cuenta: “En la segunda mitad del siglo XIX, la propiedad y el control de la prensa pasó, en la mayor parte de los casos, de negocios pequeños y a menudo familiares a un nivel corporativo más concentrado, en el que series de periódicos y revistas eran propiedad de unos pocos individuos.” [2] Y completa con una frase contundente y por de más elocuente, que tiene directa relación con lo que venimos contando: “Esta contradicción entre los potenciales democráticos de la tecnología y las condicio
nes económicas y sociales específicas que determinan su aplicación ha sido muy importante a lo largo del siglo XX.”[3]


Ahora, volviendo a nuestro ejemplo, si a los precios de las Notebooks agregamos los de los otros artefactos, los regalados,
se ampliará esta situación. Supongamos que, sin esta oferta, una persona no sólo compra una computadora portátil sino que además adquiere los otros cinco productos por separados, entonces gastará aproximadamente: en un celular $219, en una web cam $99, en un bolso $99, en un Mouse inalámbrico $70 y en un reproductor Mp3 $199, es decir, $686; por lo que en total habrá gastado alrededor de $2.385. Es mucha plata, y no cualquiera puede darse ese lujo. Así entonces, la independencia, la libertad, la autonomía, están al alcance de pocos. Y por lo tanto, el Iluminismo Capitalista se resquebraja dejando al descubierto un engaño, una utopía, una independencia que nunca fue tal. ¿Algún día lo será?


[1] KOHAN, Néstor; Historia y Método, una Introducción. Página 235.

[2] WILLIAMS, Raymond; Historia de la Comunicación Vol 2. “De la imprenta a nuestros días”, Comunicación Bosch. Página 195.

[3] Op. Cit.