Lo que es el arte, ¿no? Hace dos semanas tuve la oportunidad de ver en el Centro del Conocimiento posadeño una obra de teatro magistral llamada “
La obra, desde ya altamente recomendable, generó muchos disparadores para la reflexión no sólo histórica, sino también contemporánea. Dorrego respondía a una línea política que procuraba atender sobretodo a las clases populares más desprotegidas, como gobernador de Buenos Aires “fijó precios máximos sobre el pan y la carne para bajar la presión del costo de la vida; suspendió el odiado régimen del reclutamiento forzoso y prohibió el monopolio de los renglones de primera necesidad.”
Pero no sólo eso. Unos años antes, en 1826, había representado a Santiago del Estero en el debate acerca de
Dorrego fue un hombre que se preocupó por los sectores desprotegidos, esos que Rivadavia, Lavalle y tantos otros prefirieron olvidar. Y fiel a la historia argentina, duró muy poco en el poder. La oligarquía nacional siempre actuó rápido.
Lo cierto, y aquí aparece la conexión con el presente, es que Dorrego respondía a una línea de pensamiento encabezada por Simón Bolívar, uno de los mayores libertadores americanos al igual que nuestro San Martín. Y esta matriz bolivariana pareciera extenderse en estos días a dos gobiernos que procuran alzarla como bandera. Una es la presidencia con sesgos totalitarios de Hugo Chávez en Venezuela, el otro es el mandato de Evo Morales en Bolivia.
Morales, aymara campesino, encabezó las elecciones presidenciales en 2005 por el Movimiento Al Socialismo (MAS) y fue elegido con el 53,7% de los votos. Pero además, un referéndum realizado el pasado 10 de agosto confirmó el apoyo de la gran mayoría del país andino, ya que sacó casi el 60%. Sin embargo, en los últimos meses su país se ha visto envuelto en una gran crisis interna por la dura oposición que le están planteando al gobierno nacional los departamentos más ricos económicamente.
¿Cuál es la raíz del problema? ¿Qué está en juego? Por un lado, aparece fuertemente marcado el deseo de autonomía de algunas de estas regiones, como por ejemplo Santa Cruz. Con respecto a ella, el 5 de mayo pasado hubo un referéndum local para ver si sus habitantes estaban de acuerdo o no con la autonomía. El resultado fue categórico: el 85% votó por el Sí. Sin embargo, el gobierno de Morales no la reconoció e incluso la catalogó de inconstitucional.
En el portal oficial santacruceño, se puede acceder a un discurso del gobernador Rubén Costas Aguilera tras su triunfo el 10 de agosto (cuando el referéndum que mantuvo a Morales en la presidencia). Con palabras claras y duras, Costas Aguilera comenta algunos de los puntos del proyecto autonomista: “
Pero, por cierto, estas reivindicaciones se mezclan con elementos económicos que parecerían estar guiando estos procesos de protestas y enfrentamientos. Siguiendo con la lectura, llegamos a esta parte del texto: “...porque la recuperación del IDH confiscado por el neopopulismo masista NO ES NEGOCIABLE. Hemos demostrado que la atención de nuestros abuelos es posible con otros recursos económicos. Con recursos que no quiten el desayuno y almuerzo a nuestros niños, que no confisquen la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo”. Y alcanzamos unos de los puntos más candentes.
A fines del año pasado, el gobierno creó
¿Pero el gobierno socialista redujo el dinero y nada más? No, negoció con cada uno de los sectores. Como nos lo indica el informe del Observatorio Social de América Latina (OSAL) del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), “...el gobierno inicia una serie de negociaciones con las instancias afectadas de manera separada, llegando a un acuerdo con los municipios, argumentando que con la medida, los recursos para los 327 municipios del país se incrementaría en 4.800 millones de bolivianos (...). Por su parte, las Universidades logran negociar un acuerdo para quedar al margen del recorte presupuestario. Así, lo único que se mantiene es el conflicto con los prefectos de la denominada "media luna" (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija), quienes rechazan esta medida y convocan a la desobediencia civil, arguyendo que la misma sería confiscatoria y centralista. Para las mencionadas autoridades prefecturales, la redistribución del IDH afectaría a proyectos de desarrollo de las regiones, mientras que para el Gobierno, esto no ocurriría pues esos recursos irán directamente a los municipios, eliminando la intermediación de las prefecturas.”
Entonces, lo que molestaría a los prefectos de estas zonas tan importantes para la economía boliviana (donde están la mayor parte de las minas y la producción de los hidrocarburos) es que se los saltee en la distribución de ganancias. Tal como ocurrió hace unos meses en Argentina, nuevamente la redistribución de riquezas genera conflictos muy crudos. Con un contexto diferente, claro está, puesto que la coyuntura argentina no indica, por empezar, un gobierno socialista como sí lo es el de Morales.
Lo lamentable, desde ya, es que el grado de violencia tuvo como saldo 30 muertes hasta el momento. Ojala que no haya más. Ojalá que el diálogo prime, aunque por ahora las negociaciones están muy ásperas.
Matriz bolivariana. De Dorrego a Evo. Gobernadores que procuran políticas de bienestar general y opositores recios y agresivos. Una historia latinoamericana que pareciera reiterarse una y otra vez. Como un triste y sombrío círculo sin fin.
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