El pasado 23 de mayo se entregaron los premios “Martín Fierro” y la ceremonia fue transmitida por América. Algunos de los ganadores de la noche fueron el noticiero de ese canal, Guillermo Andino (su conductor) y RSM, programa de entretenimientos encabezado por Mariana Fabbiani, la misma que la emisora del cubito multicolor puso al frente del micrófono en la fiesta. Esto generó ciertas sospechas acerca de la transparencia de los premios, al igual que el año pasado cuando Canal 9 se encargó de su televisación y también muchos de sus productos fueron galardonados. La misma suspicacia que hubiese aparecido si se emitían por Canal 13, Telefé o Canal 7. En definitiva, no se hace más que confirmar una decadencia en la televisión por aire, la televisión que llega a todo el país y, por ende, es la más importante (más allá que el cable y la televisión satelital han crecido mucho). ¿Qué tiene nuestra tele? Hagamos un breve zapping…
Por empezar hay una abundancia de personajes y situaciones absolutamente carentes de interés verdadero e, incluso, de sentido. Nos topamos con dos grandes usinas de polémicas, chimentos y romances: Gran Hermano (Telefé) y Showmatch (13). En el primero vemos a un grupo de personas conviviendo encerrados dentro de una casa por un tiempo determinado y eliminándose entre sí. Luego del exitosísimo GH 2007 a principios de año llegó ahora el GH Famosos donde 14 decadentes semi-conocidos hacen de las suyas para que el programa sume puntos de rating. En cuanto al otro, es una desvirtuación total de lo que supo ser Videomatch y ahora los excelentes humoristas que alguna vez estuvieron le han dado paso a otros decadentes (más conocidos) que juegan al juez malo y el acusado que baila, tomando como excusa el sueño de personas comunes.
Pero el problema radica más bien en los demás programas, en aquellos que dependen de lo que pasa a la noche para al otro día hacer informes, entrevistas, encuestas, debates, etc.; se podría decir incluso que de no existir GH y Showmatch tampoco ellos saldrían al aire. Los hay en abundancia y colman la pantalla desde la mañana hasta la tardecita. Nos cuentan la pelea entre Nino Dolce y Vadalá, o el enfrentamiento entre Moria Casán y Carmen Barbieri, o la renuncia de Silvia Suller… Nada en realidad, absolutamente nada. Es más, tampoco quedan afuera algunos productos más interesantes como Duro de Domar (13), Televisión Registrada (13), RSM o, lo que es colmo, los propios noticieros de los canales. A su vez, En Bailando por un Sueño ocurre algo alarmante. Una de las famosas es “Nina” Peloso, una líder “piquetera” que con su participación no hace más que frivolizar la legítima lucha del movimiento y vestir de un show hipócrita la defensa de los derechos del trabajador. Recibe puntuaciones altas, es tratada como una vedette y no hace más que ser funcional a la estructura del entretenimiento barato y decididamente desinteresado por la realidad social; sino basta con recordar cuando Nina mostró una foto con la imagen de Carlos Fuentealba (el maestro asesinado en Neuquén) en un homenaje de unos minutos que luego dio paso a la continuidad del “circo” convirtiéndolo en un intrascendente y efímero in-pass.
El otro gran problema es que la información es poca y se la da de forma irreflexiva. Los noticieros en general aburren porque son sólo una sucesión de hechos policiales de Capital Federal y Gran Buenos Aires, más alguna nota de color y los goles del fin de semana. Poco más. Sin duda hay excepciones como por ejemplo las excelentes investigaciones de Telenoche (13), pero la norma es sangre, muerte, llanto y musiquita triste de fondo. La agenda del día es la misma en los cinco canales. Pero además hay un gran déficit y es que falta el Debate. Si buscamos en los canales de aire programas dedicados netamente a la discusión, donde se planteen problemáticas y un grupo de personas dialoguen acerca de las consecuencias y las posibles soluciones, donde haya discernimiento, múltiples enfoques y, sobretodo, un fluido de ideas, el resultado es opaco. Hay 3 programas nada más: El Lugar del Medio (7) donde se enfoca el rol de los medios de comunicación, Yo amo a la TV (7) que analiza la farándula y Gran Hermano El Debate (Telefé) que, mal que mal, abre el diálogo acerca del juego. Eso es todo. Obviamente aparecen esporádicos debates en lugares como Mañanas Informales (13), Tres Poderes (América), Dejámelo Pensar (7) , probablemente se me escapen algunos otros, pero no son tantos.
Sin embargo hay aún excelentes propuestas en materia de ficción (Mujeres Asesinas en Canal 13 es un ejemplo), informativa (el ya citado Mañanas Informales otro ejemplo) y de interés general (Científicos Industria Argentina en Canal 7 por nombrar alguno, aunque en verdad toda la “Televisión Pública” presenta una muy buena grilla). A mi juicio, uno de los mejores programas es Televisión Registrada (sábados a la 22) ya que, a pesar de sumarse a lo que ya comentamos, cuenta también con el tratamiento de temas realmente importantes con un estilo dinámico y muy bien armado que permite pensar y comprender el presente. Ojalá que los gerentes de programación dejen pronto de pensar en los índices de audiencia, en vender publicidad y en sentarse tranquilos a ver cómo la gente consume pequeñeses. Porque se plantea una pregunta: ¿la TV muestra lo que el público quiere ver? ¿o el público ve lo que la TV le muestra?
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